3 de setembro de 2016

Tecnología educativa: No mueve el amperímetro de la calidad educativa


Hay un sólo camino, la educación. Opinión
Por Fabio Tarasow. Coordinador PENT-FLACSO Argentina.

Por qué debatir por el rol de las nuevas tecnologías digitales en el aula? ¿Acaso no es evidente que la utilización de dispositivos tecnológicos es necesaria para convertir a las aulas en espacios más acordes al siglo XXI que con el siglo XIX?
Me permito problematizar esta frase que desliza la idea de que los dispositivos tecnológicos en el aula es lo que asegura el cambio y produce diferencias significativas en los procesos de aprendizaje de los alumnos.
La experiencia de los últimos años, en países que aplicaron programas masivos de entrega de dispositivos digitales a los alumnos como la Argentina, confirmó lo que ya sabíamos: que la sola presencia de éstos en el aula no mueven el amperímetro de la calidad educativa, si es que entendemos la calidad como una mejora de los egresados para seguir aprendiendo permanentemente, para comunicarse en diferentes formatos y lenguajes, para utilizar el pensamiento científico y crítico en la vida cotidiana, para mejorar su capacidades de comprender y transformar su entorno y para ser, también, ciudadanos críticos.
Debatir es necesario porque tenemos que generar un consenso sobre cómo a partir de las tecnologías digitales y los conocimientos disponibles en la actualidad generamos mejores espacios de aprendizaje, que den cabida a todo el potencial que se habilita a partir del uso de estas tecnologías.
Lo que debemos reconsiderar a partir de las transformaciones sociales, el avance científico y tecnológico, es qué queremos que suceda en estas nuevas aulas.
Esto implica cuestionar los supuestos de lo que entendemos por aula, desde lo roles del docente, de los alumnos, los objetivos, habilidades que pretendemos ir desarrollando a lo largo del tránsito por el sistema educativo y volver a pensar y construir estos grandes acuerdos.
Las nuevas tecnologías extienden nuestras capacidades cognitivas y nos habilitan a imaginar infinitas posibilidades educativas, pero el sentido del uso de estas tecnologías en la educación debería ser una construcción consensuada –y no una imposición tecnológica caprichosa–, a partir de lo que pretendemos que suceda en el aula.
Esto nos pone como sociedad a pensarnos constantemente hacia dónde queremos ir y qué planes nos hacemos para lograrlo.
Estas mismas consideraciones deberíamos tener en cuenta al pensar sobre “otras nuevas tecnologías” más allá de los dispositivos digitales, que van permeando hacia la educación. Entre ellas, gamificación, realidad virtual o neurociencia.

“Garantizan igualdad de oportunidades en la transición a la era digital”

Hay un sólo camino, la educación. Foro Federal
Por Juan José Luna Corzo. Ministro de Educación de La Rioja.

La experiencia acumulada por nuestros alumnos y docentes, que desde 2010 tienen laptops en un 100% y 80% de conectividad provista por una empresa pública provincial, nos sirve para redefinir paradigmas, objetivos y metas. En primer lugar, entendemos que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) tienen que ser incorporadas como una herramienta adicional en una reformulación de qué contenidos transmitir y qué didáctica aplicar en clases.
Al lanzarse los programas en 2010, tanto provincial como nacional, la atención se enfocó en la entrega de las notebooks, tal como si la incorporación de estos equipos en las aulas conllevaría por sí innovación educativa. Lo que a esta altura está claro es que la innovación debe construirse con nuevas formas de enseñanza correlacionadas con los modos de aprendizajes propios de los chicos modelo Siglo XXI y, en ese proceso, sumar a las TICs como una herramienta potente, pero no excluyente ni, en determinados casos, principal.
Otro dato que podemos recoger de la experiencia riojana es que en el universo de las TICs lo central es la conectividad. Internet está redefiniendo acciones e interacciones humanas. La vinculación con el otro, con el saber, con el trabajo, con lo político, con el aprendizaje tiene en la actualidad una presencia determinante de la nube. Todo ello impone que en el fenómeno educativo docentes y alumnos transiten por el mundo aprovechando e internalizando la presencia de internet.
Es por ello que consideramos apropiado que la Nación haya fijado como prioridad conectar la mayor cantidad de escuelas de nuestro país. Es un desafío muy ambicioso, pero allí reside el carácter del siglo que vivimos.
Por último, rescatamos la importancia de mantener un modelo 1 a 1 en la entrega de dispositivos que posibiliten el acceso a Internet a nuestros alumnos –ya sean netbooks, tablets u otro aparato–. No debemos desesperar por la falta de mejoras en los indicadores pedagógicos, cuyos diseños no contemplan la alfabetización digital. Nuestra defensa de tal modelo se funda en el cometido de garantizar igualdad de oportunidades a todos en la transición hacia la era digital.

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