16 de abril de 2011

Cómo proteger a los niños del avance tecnológico



Por Soledad Blardone | sblardone@infobae.com

Cada día millones de chicos se incorporan a este fascinante mundo con una desenvoltura que sorprende a los padres. Los adultos, ¿están preparados para acompañarlos en esta experiencia que puede ponerlos en peligro?


Los entretenimientos habituales de los más pequeños ¿realmente los ayudan a pensar?, ¿cómo influyen sobre ellos las nuevas tecnologías? o ¿de qué modo se puede crear un espacio de diálogo para que se expresen libremente?, son algunas de las preguntas que muchos adultos suelen hacerse, aunque no siempre encuentran la solución adecuada.

Elvira Giménez de Abad es psicopedagoga y desde hace años se dedica a la atención de niños, adolescentes y adultos con dificultades de aprendizaje, así como a la orientación familiar. En su nuevo libro "Chicos enchufados" -Editorial Grijalbo- se encuentran sugerencias y consejos de suma utilidad para que la tecnología se convierta en una fuente de oportunidades de desarrollo y aprendizaje para nuestros hijos, y no en una amenaza latente que pueda afectar su bienestar. Infobae América habló con la especialista acerca de estos nuevos desafíos.

¿De qué modo se puede acompañar a los niños en el uso creativo de los nuevos medios?

Lo más importante es acompañarlos, la presencia disponible del adulto y, en segundo término, verificar el uso que pueden darles a las diferentes tecnologías. Si hablamos de televisión, es necesario que los adultos supervisen el tipo de programación que verán los menores, qué tipo de publicidades pasan en esos programas y tratar de seleccionar aquellos adecuados a su edad, que no contengan escenas de violencia o que los padres consideren inapropiados. Más allá de estas tareas que tendrán que realizar los mayores, es positivo que luego de mirar algún programa o alguna película, conversen con los chicos acerca de lo que han visto y detectar si realmente han comprendido todo aquello que visualizaron. Una buena opción es hacerles preguntas acerca de los personajes, saber cuál les gustó más, cuál les gustaría ser o si pueden dibujarlo, por ejemplo. En pocas palabras, ir un poco más allá de encender y apagar el televisor. También es conveniente que cuando los mayores no estén de acuerdo con algún programa que no deseen que los niños vean, los ayuden a reflexionar acerca de los contenidos, si los personajes tienen algo en común con la familia o si el trato es cordial. Y tal vez en algún momento también haya que decir al niño que papá y mamá no quieren que vea una emisión televisiva porque no le hace bien. Siempre es el adulto el que regula el tiempo y el tipo de programas que los chicos ven.

¿De qué manera se puede fortalecer  el espacio de diálogo en casa, en la escuela o en el club para que los niños puedan hablar con confianza y los adultos conozcan qué hacen y qué les pasa?

Ese espacio se va construyendo desde el primer día en que los papás deciden formar una familia. Tiene que ser útil para que sus miembros profundicen los vínculos. La tarea del adulto es tener una actitud de escucha, de comprensión, de claridad en los conceptos. Preguntarles qué hacen sus amigos, qué les gusta, y en principio, escuchar sin censurar. Y si los progenitores han acordado previamente cuáles son las pautas que desean seguir en la familia, verán si permiten o no determinadas actividades, salidas. Con frecuencia escuchamos a padres y madres decir que dialogan mucho con sus hijos, que les dan consejos pero, en realidad, los que hablan son ellos y no siempre son los que escuchan. Los niños tienen muchísima necesidad de ser oídos, de que se interesen por sus actividades, sus juegos y sus preferencias. Durante la consulta varios han manifestado que de lo único que hablan con sus padres es de los temas escolares: si tienen o no tarea, si les fue bien en una prueba o si trajeron una mala nota. Lo mismo ocurre en las escuelas o en los clubes, en necesario que se organicen espacios para dialogar e intercambiar experiencias, sitios y momentos donde los chicos sean escuchados. Son muchos los docentes que generan espacios para conversar con los alumnos, esta actividad también favorece los aprendizajes, ya que los niños sienten que sus maestros los conocen y comprenden.

¿Cuáles son las ventajas y las desventajas que los niños puedan acceder fácilmente a la tecnología? ¿Qué consecuencias indeseables pueden provocar la utilización inadecuada de un instrumento tecnológico?

No cabe ninguna duda que las nuevas tecnologías son de gran ayuda para la sociedad y su utilización favorece los procesos laborales y las comunicaciones. También los pequeños instrumentos sirven como entretenimiento para muchos niños, adolescentes y  adultos. El fácil acceso que tienen los menores a las nuevas tecnologías y la velocidad con que aprenden a manejarlas nos sorprenden diariamente. Pero este asombro que sentimos no nos tiene que hacer olvidar que somos los adultos los que debemos regular su uso. Existen ciertos riesgos que pueden evitarse, tales como la inactividad en la que permanecen los chicos durante un tiempo prolongado, como mientras juegan con la Play Station, la computadora o miran televisión, ya que esto también puede generar conductas adictivas, y en algunos casos, problemas en la alimentación. Es importante resaltar que este tipo de conductas también genera aislamiento y falta de comunicación. Es por ello que, además de regular el uso de estas tecnologías, los padres también han de detenerse a reflexionar acerca de la utilización que ellos mismos le están dando al celular, a la computadora, sin olvidar que son modelos para sus hijos.

¿Qué hacer cuándo un niño dice que se aburre?



Lo primero es no salir corriendo a buscar algo para que se entretenga o darle ideas para que haga algo que lo divierta. Es preferible no pensar por él. Como menciono en el libro, yo creo que no es perjudicial para los hijos "estar aburridos". Por el contrario, el aburrimiento les genera nuevas ideas, recrea la imaginación y los ayuda a pensar. No es positivo estar  gratificándolos solamente con tecnologías que tal vez no siempre favorecen el desarrollo de la imaginación y la creatividad.  Me pregunto y les  pregunto: ¿en qué medida toleramos nosotros el aburrimiento de los niños y les damos tiempo para que ellos encuentren algo que los entretenga?. Claro que si los pequeños están acostumbrados a que cada vez que dicen que están aburridos ustedes les organizan una actividad, no será sencillo salir de esta situación. Pero tampoco es imposible, una vez más tendrán que mostrarse firmes y confiar en que ellos podrán lograr su entretenimiento con todas las opciones que seguramente tienen en casa. Los niños pueden crear situaciones, armar ámbitos de juego donde ellos sean protagonistas. Sólo tenemos que darles la posibilidad de que así lo hagan.

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