19 de dezembro de 2010

Enseñanza de la ciencia

19-12-10 

El laboratorio en el aula, 

la clave para que chicos 

aprendan mejor 

 

Por Barbara Roesler

Un informe del Cippec sobre un programa del Ministerio de Educación que se lleva a cabo en el país concluyó que con experimentos prácticos en clase aumentó casi un 90% el interés de los alumnos. "Es muy fascinante para los chicos desde el día 1", dijeron los organizadores a Infobae.com


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Enseñar ciencia en la escuela no siempre es tarea fácil. Para muchos establecimientos ubicados en regiones vulnerables, contar con los elementos necesarios para que la teoría se vuelva práctica es una tarea casi imposible. Y ni qué hablar de montar un laboratorio.

Teniendo en cuenta este obstáculo y experiencias exitosas en otros países de la "ciencia en el propio aula", el Ministerio de Educación de la Nación junto a la empresa Sangari Argentina (filial de la firma internacional líder en soluciones para la enseñanza de la ciencia) lleva adelante el programa CTC, Ciencia y Tecnología con Creatividad, en 62 escuelas públicas de zonas vulnerables de las provincias de Buenos Aires (31) y Tucumán (31), en la franja de cuarto y quinto grado. Los beneficiarios son 10 mil chicos.

En diálogo con Infobae.com, Merlina Furman, coordinadora científica de Sangari Argentina, explicó de qué consta este emprendimiento, que en Brasil –donde se encuentra la sede central de la firma- alcanza a más de 500 mil alumnos de escuelas primarias de Brasilia, 150 establecimientos de las favelas de Río de Janeiro y 10 escuelas de elite de ésta y otras ciudades.

"La idea es mejorar lo que se hace en educación en ciencias en la Argentina, poniendo a los chicos y a los maestros en situación de investigar juntos problemas de la naturaleza, a hacerse preguntas e ir investigando distintos temas: electricidad, las mezclas, los materiales, el cuerpo humano, la astronomía…", comentó la especialista.

Para ello, la empresa distribuye en las escuelas adheridas al programa libros para cada uno de los alumnos y un pack de materiales para llevar a cabo los experimentos, así como manuales a los docentes y capacitación continua.
"Con los chicos fue inmediato el éxito, en el sentido de que las clases que se proponen invitan a investigar con materiales, con fenómenos que ellos van explorando, y eso es muy fascinante para los chicos desde el día 1", relató Furman.

La tarea de inclusión de la nueva metodología fue, en cambio, más difícil con los docentes. "Con los maestros al principio nos pasó que decían: ‘Bueno, esto es muy lindo, muy innovador pero no estoy seguro si va a funcionar con mis chicos en mi escuela’. Esto fue la primera vez, y al segundo encuentro se preguntaban cómo seguimos, con qué temas", señaló la experta. En ese sentido, destacó que uno de los comentarios más escuchados fue: "Me di cuenta que mis chicos pueden hacer un montón de otras cosas nuevas que no veníamos haciendo".
El programa se encuentra en funcionamiento en el país desde 2009. Pero en Brasil se aplica con éxito desde hace once años. Según explicó Furman, "un equipo muy grande de científicos, pedagogos, gente que se dedica a la educación en ciencias, gente de arte, gente de letras" es el encargado de adaptar y reformar los materiales a la currícula argentina.
Distintas evaluaciones internacionales analizaron este sistema de enseñanza de ciencias. La más exhaustiva fue la realizada por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). Según sus conclusiones, para los docentes de las dos provincias involucradas la capacidad y el interés de los alumnos aumentó en un 89,7% desde el inicio del programa.
En tanto, destacaron que se logró terminar con los contenidos asignados en tiempo y forma, se revirtieron los problemas de indisciplina en clase, aumentó la participación en clase, los padres comenzaron a involucrarse más en las tareas de los niños y se detectaron mejoras en la dinámica del trabajo en grupo.

"Nosotros confiamos mucho en que el programa funciona. De algún modo sabíamos que esto iba a salir bien, porque esta manera de trabajar hace muchos años que la investigación en educación muestra que funciona, en relación a que los chicos empiezan a pensar distinto, a pensar más críticamente, a poder hacerse otro tipo de preguntas… Pero verlo funcionando a gran escala es en este caso en estas escuelas y pensando a gran escala en el futuro es muy rico", opinó Furman.

Y concluyó: "Esto funciona de verdad con todos los chicos, con todas las maestras. Es interesante".

Los chicos y la ciencia, en primera persona

  • "Estamos dando una unidad que se llama 'Electricidad' con los chicos de cuarto grado, y las maestras comentan que las nenas les cuentan que estuvieron el fin de semana con los papás desarmando las cosas de la casa y arreglaron cosas que no funcionaban hace un montón, y que les pidieron prestadas las herramientas".
  • "Una de nuestras actividades es, con una papa, encender una lamparita haciendo de pila vegetal. 'Ahora me pide la papa en casa para ver si podemos armar la pila acá también', contó una vez una madre".
  • "Otra cosa muy linda que pasa es que este tipo de actividades donde los chicos son protagonistas empiezan a funcionar muy bien con chicos que usualmente estaban más relegados en la clase, participaban menos o hacían más lío. Empieza a ser una metodología más inclusiva, todos empiezan a participar más activamente y a discutir. Y a veces chicos que son más grandes pero que todavía están en el proceso de aprender a leer y escribir funcionalmente empiezan a ser lo más inquisidores: a veces el científico del grado es el menos esperado, eso es algo que nos dicen las maestras todo el tiempo". 

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Infobae

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