28 de julho de 2010

Qué se esconde tras el miedo a las ciencias duras


Nora Bär
LA NACION

Después de algunos años de descenso, lentamente se está recuperando la matrícula de aspirantes a la mayoría de las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN), uno de los centros de la formación de científicos "duros" (biólogos, químicos, físicos, matemáticos, meteorólogos, etc.) con que cuenta el país.

La curva asciende, pero dada la importancia de esa "fábrica" de talentos científico-tecnológicos (entre otras cosas, para imprimir un impulso innovador a la economía), cabe preguntarse por qué la afluencia de estudiantes a las llamadas ciencias duras es tan endeble: de las diez carreras que se cursan en esa facultad, el porcentaje de retención (los alumnos que, después de inscribirse, siguen cursando) varía entre el 20 y el 50%.

Para intentar superar ese obstáculo, está previsto que los aspirantes al CBC hagan una recorrida por la facultad, mantengan una charla con profesores de las disciplinas elegidas, sigan un curso de repaso de la matemática del secundario y hasta dispongan de tutores que los ayuden con sus dudas (incluso, existenciales) vía Internet. Pero, al parecer, en muchos casos ni siquiera este entorno amigable alcanza para seducir a los potenciales estudiantes. "Hay chicos que no se presentan a rendir nada (ni siquiera dan un parcial) -cuenta el decano Jorge Aliaga-. Entre los que empiezan a cursar, el gran golpe surge con Algebra y Análisis, las dos primeras materias verdaderamente «universitarias» con que se encuentran."

Seguramente, estas defecciones responden a causas múltiples. Entre otras, la tradicional percepción (muchas veces, equivocada) de que falta una adecuada demanda científico-tecnológica para estos profesionales en el ámbito privado.

Y hay más. "Los chicos suelen tener una falsa idea de lo que significa estudiar disciplinas como matemática o computación -reflexiona Aliaga-. Frecuentemente, identifican esta última, por ejemplo, con los «jueguitos», y si bien toda ciencia tiene un componente lúdico, ese disfrute se alcanza después de muchas horas de esfuerzo."

Pensándolo bien, en un entorno en el que el tesón está desprestigiado, resulta bastante lógico que materias como la matemática y las ciencias naturales inspiren temor. Después de todo, ya lo dijo Edison: el genio es 1% de inspiración y 99% de dedicación.


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